miércoles, 17 de octubre de 2012

'Operación Tarmac'. Demenciales maquinaciones para robar una bici profesional


   Una vez más, se le estaba yendo la olla. Es verdad que, quien más quien menos, muchos habrán fantaseado con ello alguna vez; pero él amenazaba con hacerlo de verdad. “¡Esto se va a acabar! ¡Ya está bien de aluminio o de carbono de baratillo; de componentes de gama media; de tanta mediocridad!” Dandochepazos estaba decidido. Quería dar el gran golpe: mangar la bicicleta a un corredor profesional en alguna salida de etapa.

   El reciente paso de la Vuelta a España por Euskadi y el Mundial de Triathlon de larga distancia celebrado el pasado verano en Vitoria habían despertado su codicia. Aquellas máquinas perfectas, con cuadros ultraligeros, grupos tope-gama y ruedas con perfiles espectaculares habían despertado su lado oscuro

Tales visiones nublan el buen sentido de Dandochepazos. (Foto Specialized)
   Yo sabía que aquellas delictivas maquinaciones no pasaban de ser una fantochada más de Dandochepazos, tan proclive a dejarse llevar por arrebatos que luego acababan en la nada. Era, además, un poco cobarde y demasiado inconstante como para enfrentarse a tamaña empresa. Dí, pues, carrete a sus ensoñaciones, dejando que siguiera hablando mientras dábamos cuenta de las reservas de 'Mahou Clásica' de su frigorífico.

   ¡Menudo cúmulo de despropósitos! Ideas ridículas y estratagemas descabelladas salían de su mente una tras otra, en un lamentable intento de articular un plan que le permitiera hacerse con una 'S-Works Tarmac' o una 'Look 695'. Que si su hermano era cinturón negro de judo y podía reducir a quien custodiara el material; que si disfrazarse de inspector de la UCI para poder llevarse una bici a una supuesta revisión; que si pasar por ahí con su BH y dar el cambiazo...

   La coherencia y el equilibrio brillaban por su ausencia en la matraca con la que me estaba regalando mi camarada. Además, la cosa empeoraba por momentos, por obra y gracia de las latas de cerveza que, ya vacías, iban amontonándose sobre la mesa de la sala.

   Aquello estaba empezando a resultar cargante y mi paciencia no daba más de sí. Además, para aquellas alturas ninguno de nosotros iba bien del todo. Se avecinaba una estúpida discusión de borrachos.

Es un querer y no poder. (Foto Look)
   “Venga, deja ya de decir chorradas; eso no te lo crees ni tú”, le espeté, aburrido ya de sus
sandeces. Ofendido, me dijo que era un mal amigo y que ya estaba harto de que le hiciera quedar como un pirado al contar sus andanzas en mi blog. “Es lo que hay”, le respondí, recordándole a continuación que mis artículos se ceñían escrupulosamente a la verdad y que no era mi culpa que él fuera un friqui.

   La discusión siguió por similares derroteros durante un rato, hasta que finalmente regresó la cordura a nuestras mentes. Olvidados ya los reproches, Dandochepazos reconoció que, en su fuero interno, nunca llegó a pensar en serio en atentar contra la propiedad ajena; que él es un ciudadano muy respetuoso con el ordenamiento jurídico vigente y con la Ley de Dios.

   “¡Y ahora vas y lo cascas en la mierda de tu blog!”, me gritó desde el balcón cuando me disponía a cruzar la calle tras salir de su portal. Dicho y hecho.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Dandochepazos:

Afortunadamente, la cordura se impuso y no cometiste la insensatez de apropiarte de una de estas máquinas, muy bien definidas como "querer y no poder".

Al margen de los remordimientos que ello, sin duda, te hubiera causado, luego está la cuestión del ¿y ahora qué?.

Una vez en posesión de semejante máquina, y suponiendo que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado no dieran contigo (que es mucho suponer, dada tú inexperiencia en el tema del robo de objetos de tamaño tan considerable y de eliminación de pruebas incriminatorias), con las nefastas consecuencias que ello traería, ¿qué harías con ella?. Si la mera presencia de esta flaca en un parking vigilado, dentro de una carrera de nivel nacional, bien organizada y con personal de seguridad por doquier, despertó tu codicia y tus ansias de posesión, ¿qué no despertaría el verla en manos de un solitario ciclista, perdido en una carreterucha y medio asfixiado por las exigencias físicas del momento? Sería mucho más fácil, amigo Dandochepazos. Cualquiera te podría tirar al suelo de un empujón simulando un mal adelantamiento, o un encontronazo fortuito, o......... mil cosas, y, mientras tratas de levantarte y protestar por tal hecho, cogerte tu flamante bicicleta y salir pitando de allí. Y además, con el atenuante tradicional de que "El que roba a un ladrón, tiene 100 años de perdón".

Creéme Dandochepazos, por tu bienestar físico y también mental, lo mejor ha sido que todo quedara en una bravuconada.

El Yeyu Golobariano.

A.M.Y.P. dijo...

Coincido con tu reflexión, estimado Yeyu. Con lo torpe que es este tío, seguro que le trincarían a la primera de cambio. Además, tienes toda la razón al decir que sería víctima fácil de un asalto durante una de sus incursiones 'cicloturísticas', pues no solo suele ir medio desfallecido, sino que además es enclenque por naturaleza. A veces, este chaval se deja llevar por sus primitivos impulsos sin pensar en las consecuencias. Y no te digo nada si, además, se ha tomado un par de Mahous. Gracias por el comentario.