jueves, 11 de octubre de 2012

'Mad Max'. Cicloturismo de chatarra y desolación


   Es lo que tiene. Al final, tanta peli de 'Mad Max', tanta novela de Baroja y tantas canciones de 'Burning' nada bueno podían traer. La influenciable mente de nuestro amigo Dandochepazos se había ido dejando seducir, poco a poco, por los escenarios apocalípticos, la literatura de los bajos fondos y el rocanrrol barriobajero.

Decadencia urbano-rural en Zalla (Bizkaia).
   No es de extrañar, pues, que en sus incursiones cicloturistas por carreteras de montaña y pistas forestales de hormigón, el entrañable protagonista de este blog, de cuyas peripecias soy mero cronista, se deleite en la observación de los parajes de desolación y ruina que en ocasiones pueden encontrarse entre bosques y montañas.

   Me cuenta que donde esté una buena chatarrería, que se quite una cascada natural; que más le atrae una mina abandonada que un arco irís sobre el valle; que un Land-Rover oxidado e invadido por la maleza le resulta más conmovedor que un aburrido roble o unas flores silvestres. Y ¡qué decir de un cuartel militar en ruinas en plena montaña! ¿Acaso puede el ser humano asistir a visión más placentera?

   Parece que esta extraña propensión por la herrumbre, por la decrepitud post-industrial, empezó a manifestarse en Dandochepazos ya desde niño, puede que por influencia de los contaminados efluvios entre los que discurrió su infancia en Barakaldo (Bizkaia).

Tropas enemigas campan a sus anchas en el cuartel de Picón Blanco (Burgos) 
   Aún permanece muy vivo en su memoria el recuerdo de una salida en bici con su padre por los alrededores de Barakaldo y Sestao. El pequeño Dandochepazos, sobre su fiel 'Orbea Altube'; su padre, a lomos de una 'Torrot' de paseo y ocho velocidades.

Serían mediados de la década de 1980 –digo yo-- y la Margen Izquierda de Bizkaia se encontraba ya inmersa en su larga agonía industrial. Chimeneas, talleres cerrados, barracones con los cristales rotos, verjas oxidadas... El niño-ciclista no reparaba en la triste realidad que se escondía tras todo aquello y se limitaba a disfrutar del sobrecogedor espectáculo.

   Han pasado muchos años desde entonces, para que nos vamos a engañar. Pero sobre su bici, en la soledad de la carretera, Dandochepazos sigue rastreando a veces la pista de edificios en ruinas, antiguas máquinas y chatarras de toda índole que surgen a su paso. Dice que se siente como una especie de 'Mad Max', pero en bicicleta. No está bien este chico; no está bien.  

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