miércoles, 23 de enero de 2013

Arimegorta. Un despojo ciclista en el infierno de hormigón


   -Que no, chaval, que no; a mí no vuelves a liarme. Si tantas ganas tienes, ve tú solo; pero si luego te da un mal, no me vengas llorando para que te lleve a Urgencias. -Como si no tuviera nada mejor que hacer después de toda la mañana subiendo y bajando cuestas como un imbécil, ahora va Dandochepazos y pretende meterme en el infierno de Arimegorta (Bizkaia), una ascensión extrema que miedo da de solo observar la altimetría. Pues va listo si cree que voy a acompañarlo.

   Sentados en la terraza de un bar de Zeanuri (Bizkaia), mi camarada y yo reponemos fuerzas a base de Mahou y chorizo frito, tras varias horas de castigo por Pagomakurre, BikotxGane y otros puertos de la zona. Yo ya he tenido bastante con semejante trajín; sin embargo, a mi descerebrado colega aún le quedan ganas de desafiar a la suerte y jugarse la salud con una escalada que excede el buen sentido y la lógica ciclista.

La ascensión a Arimegorta puede arruinarte
la salud y hacerte perder la alegría de vivir.
   -Mira, yo te espero aquí, leyendo el periódico y tomando otra cerveza ­-le digo, mientras echo mano del Marca que acaba de dejar libre otro cliente­-. Procura no tardar mucho y que no te dé un síncope, porque si no estás de vuelta pronto, me las piro; que quiero llegar a casa a tiempo de ver el telefilme de la tarde.

   -Joder, cada día eres más cagón. Hala, pues ahí te quedas. Tardaré una hora o así. Si quieres esperarme, bien; y si no, también. ­-Haciéndose el ofendido, Dandochepazos se levanta de la silla y, tras llenar el botellín en la fuente de la plaza, se monta en su BH y desaparece por una carreterilla, en dirección a un vía crucis de 4,2 kilómetros, un desnivel medio de casi el 15 por ciento y rampas de hormigón rayado de hasta el 30 por ciento.

   Esta afición suya por las subidas demenciales es algo que nunca he llegado a comprender. Arimegorta, Belaustegi, Pagolar... Pistas asesinas que minan la salud y que sitúan al borde de la aniquilación a quien osa adentrarse en ellas. Y todo para llegar a una campa, un merendero o, como mucho, unas antenas. ¿A qué vendrá esa obsesión por desriñonarse sin venir a cuento? ¿Qué necesidad habrá de buscarse la ruina física para subir por una pared de cemento que no lleva a ninguna parte?

UN AUTÉNTICO TRAGALDABAS

   “Bueno, allá él y sus locuras”. Resignado ante la imposibilidad de comprender las masoquistas inclinaciones de tan extraño individuo, decido pedir otra cerveza y un poco más de pan, para seguir rebañando los restos de chorizo y el aceite que han sobrevivido al tragaldabas de mi amigo.

Los titulares simplones y anuncios sobre salud sexual son
esenciales en la prensa deportiva (imagen: Marca.com).
   Mientras espero a la camarera, abro el periódico ­-al que el ocupante de la mesa de al lado lleva rato lanzando ávidas miradas­- y me sumerjo en el desconcertante mundo de la prensa deportiva. Fichajes frustrados, cuestionables exclusivas y noticias que no lo son constituyen una lectura tan insustancial como amena, que consigue atraparme pese a su escaso rigor periodístico y evidentes lagunas de estilo.

   No muy lejos de allí, apenas iniciado el ascenso, Dandochepazos se encuentra ya en pleno proceso de autoinmolación. Una tras otra, las rampas se suceden, brutales, sin descanso. Las piernas le duelen, la taquicardia no remite. Cada vez que levanta la vista o toma una curva, un tramo aún peor que el anterior surge como de la nada, propinando un nuevo mazazo a su maltrecha moral.

   Pero el tambaleante cicloturista, sin saber muy bien por qué, sigue adelante. No es la primera vez que se interna en aquel escarpado sendero, y sabe por experiencia que solo hay una forma de llegar hasta arriba sin morder su rugosa superficie. Es consciente de que la más mínima alegría en el pedaleo le dispararía las pulsaciones hasta niveles insostenibles; y entonces, adiós muy buenas. Con el fin de eludir el colapso cardíaco, se concentra en mantener una cadencia lo más baja posible y en respirar de forma acompasada.

LASTIMOSA FACHA

   Con el desarrollo fijo en el 30x25, se arrastra palmo a palmo, metro a metro, en una agonía que consume su energía y amenaza con doblegar su voluntad. Pero el muy cabestro continúa, más allá del dolor y la cordura. Su lastimosa facha, con el rostro consumido, el sudor cayéndole a chorros y la mirada perdida, suscita pena y grima a partes iguales entre quienes se lo encuentran por aquellos parajes.

   -Pobre chaval ­-comenta una mujer con bastón y botas de monte al cruzarse con él­-, parece que le va a dar algo. ­-Sí; la verdad es que muy buena cara no es que lleve, no ­-le responde el que aparenta ser su marido, sin poder reprimir un gesto de desagrado al pensar en el babeante y cadavérico cicloturista que acaba de pasar a su lado.
Los telefilmes de sobremesa son ideales para quien no tiene 
nada mejor que hacer con su vida (imagen: wikipedia).

   Para cuando por fin alcanza el collado en el que acaba el pavimento, apenas es ya un despojo de sí mismo. Su agotamiento no le impide, sin embargo, disfrutar de esta nueva victoria, la tercera, sobre el coloso de Arimegorta. ¡Qué lejos quedan sus propósitos de enmienda; las promesas de reconducir su afición hacia recorridos menos insensatos! 

   Apenas ha recobrado el aliento, se apresura a montar de nuevo en su BH de aluminio e inicia el descenso de vuelta a Zeanuri. Vanidoso y vil como él solo, se muere por restregarme por la cara su gesta en el infierno de hormigón. Pero sus ganas de sacar pecho van a tener que esperar, porque como pronto descubrirá, nadie le espera ya en la cafetería del pueblo. Cansado de permanecer allí como un pasmarote, y con el Marca leído de cabo a rabo, hace ya rato que el que escribe ha alzado el vuelo, directo al thriller vespertino de Antena 3. 


4 comentarios:

CICLISMO NINJA II dijo...

Me encantan estas histórias y como las cuentas. Firmado: uno de tus miles de fans. Un abrazo.

P.D: sin querer emularte te indico una de mis mejores histórias por si no la conoces, una histórai q me han dicho hace bastante gracias... http://ciclismoninja.blogspot.com.es/2012/06/cuidao-con-la-cadena-historia-de-un.html

A.M.Y.P. dijo...

Muchas gracias, Manolo. Me alegro de que los ´desparrames' de Dandochepazos sirvan para que los miembros de la comunidad 'globera' , al menos unos pocos, pasen el rato. Por cierto, muy buena tu historia de la cadena. Me encanta esa descripción de ese momento 'vergüenza ajena' que despierta tu confesión ante tus salvadores. He incluido un comentario en tu 'blog', que por cierto, es realmente original.

CICLISMO NINJA II dijo...

No hay nada como reirse d euno mismo para reflexionar sobre la vida... me encanta tu blog (...no nos chupemos las pollas antes de tiempo. Película: Pulp Fiction) veo histórias paralelas en ambos blogs aunque tus retos son realmente increíbles, yo me conformo con pasear por caminos rurales jugando a clasicómano q jamás ha hecho una clásica... CONTINUARÁ. Te adopto, o nos adoptamos mútuamente como almas gemelas. Un abrazo. P.D: no dejes de ver los videos de LANCE!!!

A.M.Y.P. dijo...


Hola, Manolo. No podía estar más de acuerdo con la cita cinematográfica a la que haces referencia, pues no soy
--de momento-- aficionado a tales prácticas.

Me alegra comprobar que las excentricidades de Dandochepazos no son tan infrecuentes como creía, lo que me lleva a pensar que quizá, solo quizá, su patología mental no sea tan grave como me temía, sino tan solo una especie de desorden de la conducta compartida por otros muchos ciudadanos de bien.